Caminaremos.
En cada paso dejaremos atrás parte el lastre que llevamos años, incluso vidas, arrastrando.
Cuando lleguemos a Santiago de Compostela veremos que quien comenzó el camino ya no existe.
Murió para dejar paso a una nueva conciencia.
Es un camino de luz.
Toda esta experiencia será vivida desde la más exultante alegría interior y exterior.